El alma en occidente es tristeza.
Pena.
Es un color gris qué envuelve al color de los colores del arco iris.
Olores, sensaciones, la profunda sensación de qué no hay distancias.
No hay diferencias.
Es mirar sin pasado.
Es mirar en consciencia.
Es mirar mirando.
Mirando en un ojo no coartado por qué mira de lado.
Es un ojo no sesgado.
Es muy importante qué aceptes tu silencio de los sonidos muertos al sonido eterno del firmamento de los sentidos en un sentido con infinitos sentimientos.
Ese es el problema.
El occidente mental es músculo contraido y piel como suela de zapatos.
El alma comprimida y la sensibilidad en un espacio reducida a cánones en los qué las palabras son cárceles en vez de poesía.
La única supremacía es la emoción de mirar la emoción de tu interior temblar.
Y un día dejas de buscar teorías y llegas al no_amor.
Ese día, en ti, surge dios.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
jueves, 31 de julio de 2008
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