Todo viaje es un inicio de un encuentro.
Y ese encuentro es tu pasado.
El pasado de tu pasado disuelto.
El pasado dormido.
El pasado no encontrado en un sueño dormido que lleva a un cielo inmenso.
Es el encontrar el infinito una sonrisa.
Oriente es la sonrisa del alma de la ternura.
Ya no existe otro tiempo.
Ya no existe otra premura que alcanzar la universalidad en un espacio infimo del tiempo presente del verbo amar.
Ya no me pertenece esta historia.
Me trae sin cuidado los pensamientos de aquellos que estas ausentes en este momento dado.
Solo tu abrazo hace que se abran infinitos paraisos.
Y esos paraisos no son silencios, son mas bien nostalgias de otras epocas y de otros tiempos
Ahora volvemos a esa eternidad donde es probable la soledad en un primer instante.
Solo desde alli es posible saltar a un infinito constante de definicion de poemas en versos dulces de amor.
Y se comienza todo el espectaculo del alma con una emocion.
Una emocion no es nada, solo el temblar de una ilusion.
Y esa ilusion acaricia el alma como una mirada crea el objeto que observa, solo que sin pensaiento previo, ni conocimiento, solo pura conciencia.
Elevate de forma discreta y similar a la luna opalina que asciende detrás de la colina que refleja el mar.
Y que ese mar se el estado consciente de quien sueña un mundo diferente, en la profundidad de amar a la luna que mira blanca la mar.
Alcanzo en ti sueños poeticos y no es nada.
Amarte es ahora esperar, esperar a que tu silencio sea palabra y la palabra mi despertar.
Es tan delicado amarte como dura la soledad.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen
miércoles, 6 de agosto de 2008
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